Cuando realizas un trabajo desde detrás del sillón, en la peluquería, en el cabello de un cliente y el resultado es precioso, la sonrisa de quien está sentado frente al espejo es como una alegría compartida, es un momento muy especial de complicidad, agradecimiento e ilusión… todo mezclado y multiplicado por satisfacción personal debido a un trabajo bien realizado. Es difícil de explicar.
Esto nos pasa a los peluqueros cada día con cada cliente satisfecho. En nuestro centro de formación Arthica se realizan todo tipo de trabajos siempre con técnicas actuales, para que nuestros alumnos terminen su curso totalmente actualizados con lo que el mercado demanda. Tanto en color, mechas, corte, secados, acabados, recogidos… como en técnicas para uso de las herramientas.
El mundo de la belleza es muy amplio y cuantas más puertas les abramos mientras se están formando, más amplia será la visión tengan cuando se enfrenten a la vida real laboral.
También procuramos que nuestros alumnos sean conscientes de que el gran protagonista es el cliente y que todo lo que se aprende y todo los esfuerzos son para el cliente. Creemos que es imprescindible para abrirse paso rápido en el mercado laboral, que es nuestro principal objetivo.
¿Sabéis esa sensación de hacer bien para alguien que te llena más que para ti mismo?
Nos preocupa que nuestros alumnos conozcan todas las técnicas, las dominen y, además, lo más importante disfruten haciendo su trabajo. Y de eso va el post de hoy, de la satisfacción personal que nos da a todos los profesionales un trabajo bien realizado –en nuestro caso de peluquería- y del reto de aprender también a disfrutar realizando el trabajo. Y no sólo porque dedicamos una tercera parte del día a trabajar o, lo que es lo mismo, una tercera parte de nuestra vida adulta -y eso repercute directamente en nuestra calidad de vida-, sino porque además transmitimos nuestro estado de ánimo a nuestro trabajo y a nuestros clientes.
La realización de un trabajo como las balayage, requiere una técnica muy precisa y determinada para que el resultado sea óptimo. Es muy fácil que por poner demasiado producto, no separar el cabello correctamente o no prestar la atención requerida, no consigamos un efecto natural y encontremos cortes en las mechas.
Hoy Rubén Palomares ha podido sentir lo que os explicábamos antes con Cristina Rosillo, su modelo. Mirad qué trabajo de peluquería, ¿no es para estar orgulloso? ¿Y no es para estar orgullosos nosotros de nuestros alumnos de Arthica?
Melena XXL, balayage y babylights, ondulación realizada con plancha. Hoy la hemos marcado un poco más, así mañana y pasado seguirá llevando onda, onda natural.
Resultado, un cabello saludable, iluminado y con movimiento.
Gracias a los profesores de nuestra Academia de Peluquería y Estética Arthica que están con nuestros alumnos, que tienen doble satisfacción, la del cliente bien atendido y la del alumno bien aprendido.
Y cuando terminamos el día piensas, ¿a cuántas personas he hecho sonreír hoy?
Maria J.